miércoles, 18 de mayo de 2011

Capitulo 2. Clara Strikes Back

Llegó el día de ayer, 16 de mayo. Recibo una llamada. Estaba ya fuera del trabajo y respondí sin mirar.

"Hola Carlos" No podía ser. Clara llamándome?? Correcto. Me dijo que acababa de leer mi emilio. Aquel
e-mail ya olvidado que mande contando con todo lujo de detalles lo que sentía por ella. Me dijo que ya quedaríamos que le apetecía un montón verme y pasarlo tan bien como el otro día.

No dejé llevarme por la pasión. Consulté anoche con la almohada y recordé un consejo: "Si tu mente sugiere y el corazón te pide, hazlo, no lo pienses"

Me planté en su oficina, con su disco preferido en mi coche y aparcado en medio de la puerta principal. Me miró y subió. Pidió que la llevara a su apartamento. Llegamos en 15 minutos y mientras se cambiaba me puse a leer noticias en el móvil. Salió vestida con un pantalón de lino blanco y una camisa a rayas anchas azul marino y blanca con unas cuñas a juego. Perfumada de Givenchi y un maquillaje sencillo me dejó a cuadros.

Podrían decir: Carlos, a tus años si te piden que subas a su casa significa que hay tomate. Ni lo intenté, no había intención y tras la última intentona decidí no provocar, al menos no tan pronto.

Tras una tarde de bar en bar, complicidad como siempre. Juegos de miradas que llevo AÑOS sin tener. Cuanto más borrachos estábamos más cerca y más cerca. No lo pude evitar y la besé otra vez.

Un beso inocente en los labios. No pasó de un pico pueril, simple pero con una intención clara: Empezar algo nuevo! Menos de un minuto después dijo que quería irse.

Esta vez ella me llevó hasta mi coche. Intenté sacar algo en positivo hablando con ella. Trabaja mañana por la mañana, es la excusa que me ha puesto.

He tenido que irme cuando le he dicho: "Mira debajo de tu asiento" En una caja un pañuelo mío que ella adora, impregnado de mi perfume y un mix de música que a los dos nos gusta. La he puesto mientras buscaba el cargador de cd's en el maletero. Cuando accionaba el botón de mando de cierre de mi coche vi por el rabillo del ojo que miraba hacia abajo, y comprobó que todo estaba alli. Aceleré y le hice un gesto con la mano por la ventanilla, por la mejilla derecha caía una lágrima de decepción.

He aparcado al lado del bar de mi vecino, el conocido bar Nachulo. Allí también estaba Ramón. Su novia le ha dejado. Hemos tomado unos vinos y hemos decidido subir a casa juntos. Hay un silencio incomodísimo en toda la casa. Oigo como teclea. Imagino que el también se desestresa como yo.

C'est la vie...

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